¡EN ACAPULCO, TODOS SOMOS JUAN DIEGO! ¡PORQUE SANTA MARIA DE GUADALUPE, ES REINA DE LOS MARES!
¡A ACAPULCO LA VIRGEN LE DIJO, ESTE MAR ELIJO PARA SER MI ALTAR!

jueves, 3 de julio de 2008

Somera Descripción

PBRO. LAURO LÓPEZ BELTRÁN

Ha sido fundida por el procedimiento de la cera perdida -en lenguaje de los escultores- con una especial aleación en que se mezclan los siguientes metales: tutzteno, cobre, zinc, aluminio, níquel y molibdeno, elementos que tienen la virtud de hacer anticorrosiva la escultura. Pesa 450 kilogramos y su altura es de dos metros y medio. La parte más ancha, en torno al busto, tiene un diámetro de noventa centímetros y un ruedo de dos metros y cuarenta centímetros. El diámetro de la parte inferior -que se antoja rematar en forma de cola de pez- sobre los hombros del ángel que la sostiene, es de treinta y siete centímetros y el ruedo de setenta y cinco.

La corona es de remate abierto y se cuentan en su contorno, esparcidas de tramo en tramo, hasta diez esferitas, como un motivo simplemente decorativo. Las estrellas son de ocho puntas y algunas afectan formas irregulares y son unas más grandes que otras. Sus autores prefirieron la variedad a la geometría. Se miran grabadas en el lugar que mejor acomodó y se amplificaron o redujeron de acuerdo con el espacio con que contaban. En el lado derecho tiene 16, en su izquierdo 17 y por detrás 23. Total 52.

Los rayos que la circundan aparentan ser de fierro corrugado y de puntas obtusas o romanas. No se les terminó en puntos agudos para evitar los posibles pinchazos a los buceadores que se aproximaran demasiado hasta tocar la estatua. No son compactos, sino perfilados y en material distinto al de toda la imagen. Son de un aluminio extraordinariamente duro. Se le cuenta ocho a la derecha y siete a la izquierda. El Ángel no alza las fimbrias del manto caudal de la Virgen, como lo vemos en el sagrado original; sino que aparece sosteniendo la media luna con ambas manos, a manera de atlante. Sus alas son desiguales: la derecha extendida y la izquierda un poco replegada.

La figura estilizada de la Sagrada Imagen se modeló buscando la representación de una doncella indígena de rostro amable y sonriente, de manos juntas y en actitud orante, de bruñido manto y sin arabescos, y de una postura mística que resulta ser una imagen sin plural en la universal iconografía guadalupana.

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