¡EN ACAPULCO, TODOS SOMOS JUAN DIEGO! ¡PORQUE SANTA MARIA DE GUADALUPE, ES REINA DE LOS MARES!
¡A ACAPULCO LA VIRGEN LE DIJO, ESTE MAR ELIJO PARA SER MI ALTAR!

lunes, 23 de junio de 2008

Rumbo al Puerto de Acapulco

PBRO. LAURO LÓPEZ BELTRÁN

En entusiasmo desplegado en Cuernavaca, en Iguala y en Chilpancingo, que al parecer ya no podría aumentarse, dadas sus proporciones, no sólo creció y se agigantó al llegar al Puerto de Acapulco, sino que podemos decir que la recepción porteña fue todo un contagio de fervor y una explosión de cálido homenaje a la refulgente Imagen Guadalupana. Durante largas horas las multitudes se fueron reuniendo en el paraje, denominado La Garita, a unos siete kilómetros distantes de la Iglesia parroquial. Los periódicos metropolitanos y locales informaron que fueron más de 20,000 personas las que acudieron a este sitio para ver llegar la Santa imagen.

A las 21:20 horas empezó a escucharse l rumor de los motores de la plataforma en que venía Nuestra Señora y de los demás vehículos acompañantes. Cinco minutos después refulgió la imagen ante la vista de los espectadores quienes se deshicieron en júbilo traducido en interjecciones de alegría y en prolongados aplausos. Después de que uno de los sacerdotes de la Parroquia dio la primera bienvenida prosiguió el desfile que duró cerca de dos horas hasta la Iglesia parroquial donde el señor Cura Don Jorge Parra Martínez, desde la cátedra sagrada, habló a la inmensa muchedumbre que llenaban el templo, la plaza y las calles contiguas. En ese momento marcaba el reloj las 23:10 horas.


"En vibrante caravana -apuntó Adrián Fernández de Mendoza, enviado especial de Novedades- Acapulco alumbró con antorchas, símbolo de su eterno amor por la Madre de Dios, la llegada y el paso de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe... Acapulco enmudeció, las guitarras y los cantores guardaron silencio; la sempiterna fiesta profana del pueblo se congeló al comprender que todo debería suspenderse, así de pronto, para recibir a la Madre de Dios". La Imagen entró por una puerta lateral, hasta el sitio que estaba ya preparado donde permaneció al alcance de todos los fieles, de día y de noche, pues no se clausuraron las puertas de la Parroquia a ninguna hora.

Fue ininterrumpida la procesión de peregrinos que de Acapulco y de todos los contornos afluyeron durante el día y sobre todo durante las noches del 10 al 11 y del 11 al 12. Era continuo el llegar de grupos y más grupos de toda clase de empleados y trabajadores, de los bancos, de los hoteles, de los comercios, de clubes deportivos, pescadores, estibadores, de líneas de transportes, de mercados y de todo género de agrupaciones católicas y civiles. Todos llevaban carteles con leyendas de homenaje a la Virgen de Guadalupe y caminaban entre músicas, cohetes, serpentinas y confeti.

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