¡EN ACAPULCO, TODOS SOMOS JUAN DIEGO! ¡PORQUE SANTA MARIA DE GUADALUPE, ES REINA DE LOS MARES!
¡A ACAPULCO LA VIRGEN LE DIJO, ESTE MAR ELIJO PARA SER MI ALTAR!

domingo, 8 de junio de 2008

Emersión de la Reina de los Mares de su altar submarino

El lunes 8 de abril del 2002, a las 8:30 horas, en una lancha de fondo de cristal arribaron los buzos al islote de La Hierbabuena. Una embarcación más, de la escuela de buceo Discovery, se encontraba frente al islote, al igual que un yate color blanco de nombre “Salamar”, a bordo del cual se encontraba la titular de la Secretaría de Fomento Turístico, Guadalupe Gómez Maganda; la directora de relaciones públicas de Sefotur, María Cristina Chávez y los empresarios Fernando Álvarez Aguilar y Sergio Suárez, acompañados por el Padre Juan Carlos Flores.
Al lugar donde los buzos se equipaban con tanques, aletas y visores, llegaron los concesionarios de lanchas de fondo de cristal Pablo Jaimes Salgado y Francisco Salmerón Alemán, a bordo de la embarcación “Osiris”.

Primero se pegaron a la lancha en la que los buceadores se preparaban y tras decirle: “señores, no estamos de acuerdo en que saquen a la Virgen sin tomarnos en cuenta”, se enfrascaron en una discusión con Alberto Fares del Río que culminó en la decisión de hablarlo con las autoridades.
Por lo que la “Osiris” enfiló hacia el yate “Salamar”, en cuya cubierta se encontraba el párroco de Tambuco, comisionado por el Arzobispado para coordinar el patronato, además de la titular de Sefotur.
Parado en la proa el Padre Juan Carlos Flores los invitó a tener una reunión luego de sacar a la Virgen, ante lo cual se conformaron con quedarse a vigilar la maniobra que ya preparaban los buzos en el agua.

A los 15 minutos, a bordo de la lancha rápida “Princess of the Air”, llegó Arturo Meza Hernández, quien cuestionó a los permisionarios sobre lo que platicaron con las autoridades. “¡Aquí no hay ningún permiso de la Capitanía!, ¿Ya se los enseñaron?”, cuestionó.
Al obtener una negativa se pasó a la Osiris y nuevamente se emparejó al “Salamar” pero en esta ocasión por la proa, por donde Meza Hernández realizó el abordaje. Fue invitado a pasar y sentarse en un cómodo sillón. Del Presbítero y la funcionaria lo separaba una mesa de madera tapizada de sándwiches y tortas que Fernando Álvarez invitaba a todos los presentes a comer.
Ahí el presidente de la Federación del Transporte Marítimo (Fetramar) les explicó que la inconformidad partía del miedo de que llegara la temporada y no hubiera virgen que ofrecer a los turistas. Además del celo de que no se les tomó en cuenta para informarles del proyecto.
Ante lo cual recibió del párroco la promesa de que se le informaría por escrito de todas las maniobras. Accedió a comerse un sándwich y hasta la foto del recuerdo se tomó.
La enorme bolsa de aire ya flotaba en el océano. Los buzos ya habían levantado a la Reina de los Mares y comenzaban a remolcarla con la lancha de la que sumergido en el océano iba Eduardo Vielma Meza, pendiente de las amarras.

Antes de entrar a Caleta, Guadalupe Gómez Maganda y compañía se cambiaron a la “Osiris” y así, a bordo de la misma lancha que había zarpado con la finalidad de impedirles sacar a la estatua, llegaron a la playa donde recibieron a la Reina de los Mares, verde por la lama y con crustáceos adheridos al metal moldeado por las manos de Armando Quezada el siglo pasado.
Luego de sendas sesiones fotográficas, la estatua fue subida a una camioneta y llevada al taller del escultor Alberto Chessal Ramírez, en la calle Nuevo León de la colonia Progreso.
Ahí el artista dijo a los medios informativos que el ingeniero químico Rubén Ramírez y un ingeniero metalúrgico de nombre José, serían quienes calen la imagen para determinar la aleación con la cual se harán las reparaciones y la soldadura.
Esto para que una vez sacado el molde, se procediera a elaborar la réplica, pues dijo no esperar consecuencias legales, “tengo 29 años en Acapulco y he sacado un promedio de siete obras anuales y jamás he sabido de qué manera o cómo puedo decir que no se haga una reproducción de una pieza mía, se han hecho muchísimas reproducciones en las casas comerciales y ya ni mi firma tienen”.

Sin embargo el compositor Armando Carmona Quezada, sobrino del autor de la Reina de los Mares y heredero de los derechos de la obra, advirtió: “¡Hacen una réplica y los meto a la cárcel!”.
El compositor aclaró que no está en contra de la Iglesia y que entiende que la virgen debe repararse, pero dijo estar en contra “de que lucren con la imagen, yo también quiero que sean manos expertas las que la arreglen, como son las manos de Alberto Chessal, lo que no me gusta es que manos ajenas y extrañas busquen privilegios que no tienen ni les corresponden, y que de la noche a la mañana se quieran convertir en mártires o guardianes de la virgen”
Reconoció que “no soy dueño de la virgen sino de los derechos sucesorios de autor que están claramente estipulados en la Ley Federal de Derechos de Autor, en los artículos 13, 18 y 21, que dicen que incluso cuando un autor enajena o vende su obra, no ha concedido al adquiriente el derecho de reproducirlo”, en ese sentido dijo que de no solicitarle permiso para hacerlo, procederá penalmente ante la Procuraduría General de la República (PGR).
Añadió que lo que teme “es ver luego copias de la Reina de los Mares en las casas de todos los ricos”, y dijo tampoco estar de acuerdo en que la estatua sea sustituida por una copia, porque tiene su historia. Y la narró: “cuando Amelia Sodi Pallares, que era una mujer-rana, nadaba de La Roqueta a Caleta, frente a la isla de La Hierbabuena, sintió mareos y que se desmayaba. Ella que era creyente pidió a la Virgen de Guadalupe que la salvara y una lancha se detuvo a salvarla. Al llegar a tierra se dio cuenta que en la lancha se llamaba “Guadalupe” y que tenía la imagen de la Virgen dibujada en la proa”.
Fue así como acudió ante la asociación de Hombres-Rana, y gente como Emilio Azcárraga, Adolfo Velásquez Peña, Agustín Legorreta, Aníbal de Iturbide, Antonio Ruíz Galindo, Antonio Sordi, Enrique Bolaños y Enrique Conti, la apoyaron para conseguir el permiso dela Santa Sede que concedió el Papa Juan XXIII.
“Mi tío Armando Quezada regaló su trabajo y se colocó la Reina de los Mares para que la gente de mar tuviera una imagen que la cuidara. No se trata nada más de que es el sustento de cientos de familias acapulqueñas en el mar, es también un símbolo de Acapulco”.

En cuanto a la aplicación de la Ley de Navegación que señala a los monumentos y obras de arte hundidas en aguas territoriales de México, el Capitán de Puerto Antonio Piza Vela dijo mantenerse al margen porque se trata de un asunto que consideró “religioso”, incluso no hubo personal de la Capitanía de Puerto presente en el momento en que se extraía a la Reina de los Mares.

El Padre Juan Carlos reiteró la intención de llevar la replica de la Reina de los Mares ante su Santidad Juan Pablo II, “Incluso queremos llevar la nueva imagen de la Virgen de los Mares a un punto estratégico del recorrido del Santo Papa, en su próximo viaje a México, para que la bendiga y así podamos venerarla con mayor fervor”.
La reparación se hizo fuera de temporada vacacional para no perjudicar a las cerca de 500 familias que dependen de la estatua como atractivo turístico, y después se volvería a sumergir.
Para tranquilizar a los dirigentes de prestadores de servicios acuáticos, Flores Rivas aseguró que sería ese sector quien decida el destino de la imagen original.
Con ello, dio respuesta a las preguntas de Arturo Meza que manifestó su preocupación de que quienes tienen lanchas de fondo de cristal fueran afectados por el retiro temporal de la imagen, y para ello la presencia de Guadalupe Gómez ayudó a amainar los ánimos de los dirigentes.

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