En la Catedral Cuernavacense

PBRO. LAURO LÓPEZ BELTRÁN

A las puertas del anchuroso atrio de la Santa Iglesia Catedral de Cuernavaca, uno de los templos más antiguos de América, estuvieron presentes para recibir la reluciente imagen de nuestra Señora, el Muy Ilustre Señor Secretario de Cámara y Gobierno del Obispado y Cura Párroco del Sagrario, Presbítero Don Nicanor Gómez González; y los señores sacerdotes, Dr. D. Felipe Cejudo, Prosecretario de la Sagrada Mitra; José Espín, Oficial Mayor de la misma Sagrada Mitra; Luis Pulido, Vicario de la Catedral, el que narra esta suceso, y otros más. Encabezaba la comitiva un grupo de acólitos llevando la Cruz Alta y los Ciriales.

Las multitudes compactas estorbaban materialmente la bajada de la imagen. Los motociclistas del Departamento de Tránsito que venían desde la ciudad de México siempre a la vanguardia y los agentes de tráfico que guardaban el orden ayudaron a separar un poco a la muchedumbre que se arremolinaban en torno al carro que transportaba la hermosa imagen. Los señores Oscar Fano Bush y Enrique Conti dirigían la maniobra de colocar la escultura en hombros de un grupo de jóvenes, quienes la condujeron hasta el sagrado recinto. Allí se cantó la Salve Reina y el suscrito subió al púlpito para dirigir un discurso alusivo a tan memorable suceso, a los miles de católicos que se agolparon lo más cerca que pudieron para tocar objetos piadosos a la Santa Imagen.